El Monte Ducay es un paraje muy singular y exclusivo de Cariñena. Fue de titularidad pública tras un proceso desamortizador y hasta que un particular lo adquirió para después venderlo por parcelas. De este propietario queda el apellido (Ducay) y la memoria de que un amigo suyo, el intelectual aragonés Joaquín Costa, le acompañaba cuando se hicieron las primeras roturaciones para convertirlo en tierra de cultivo.
Está compuesto por suelos muy pedregosos y profundos, que son los que le confieren su personalidad. Las piedras cumplen una doble función, dejan pasar el agua a las capas inferiores con lo que esta no se acumula en superficie, con el consiguiente riesgo de enfermedades, y se guarda más tiempo bajo las mismas. A la vez, las piedras acumulan el calor del sol y lo emiten posteriormente durante la noche, creando un microclima muy específico del lugar.
En este pago, el fruto de las vides se desarrolla menos que en otros lugares y las uvas son de pequeño tamaño. Ello favorece una alta concentración de sus componentes (menos cantidad de agua) que después se transmite a los vinos, que se obtienen con gran intensidad aromática y lo que los enólogos denominan mucha expresividad. En 1969 Bodegas San Valero creó la gama Monte Ducay para identificar a sus mejores vinos, a los que hoy se han sumado otros.
Historia de la marca
Inicialmente BSV comercializaba sus vinos a granel, pero en 1957 comenzó a estudiar la posibilidad de instalar una planta embotelladora, que llegaría finalmente en 1962. Sería la primera embotelladora industrial de vino de Aragón y la segunda de España.
Tendrían que pasar, no obstante, varios años hasta que se llenara la primera botella con sello propio: Don Mendo (1968), que llegaría a ser la marca más conocida de España. Un año después, y para distinguir los vinos finos que también se elaboraban en la bodega, se crea la marca Monte Ducay, que durante mucho tiempo y hasta la incorporación de nuevas elaboraciones fue la referencia de calidad de BSV, el emblema de la cooperativa.
Así como Don Mendo se embotellaba en formato de un litro (identificado con el gran consumo), desde el principio Monte Ducay se presentaba en botellas de tres cuartos y de tres octavos.
La familia siempre ha sido amplia, con elaboraciones jóvenes (blanco, rosado y tinto) y de crianza, reserva y gran reserva, algunas de cuyas añadas fueron míticas, como la de 1970.
Liderazgo y presencia internacional
Monte Ducay es una amplia gama de vinos jóvenes robles, crianzas, reservas y gran reservas, cuya elaboración se realiza con sumo cuidado. Los vinos jóvenes son frescos, sabrosos y elegantes, mientras que los de crianza se elaboran con mimo, sin prisa, siendo sus mejores aliados el roble, la botella y el tiempo.
Monte Ducay tinto
Este tinto joven, aromático y sabroso reúne lo mejor de las tres variedades, convirtiéndose en el acompañante perfecto de cualquier comida en la que estén presentes los asados, carnes blancas y embutidos a la parrilla.
Monte Ducay roble
Su crianza en barricas de roble americano aporta a este vino una intensidad propia de los tintos más elegantes y equilibrados.
La garnacha tinta y la Syrah, combinadas de manera excepcional, dejan en el paladar una sensación irrepetible.
Monte Ducay crianza
La combinación perfecta de las tres variedades Garnacha tinta, Merlot y Syrah, junto a su paso por barricas de roble americano, se aúnan de manera excepcional para dar como resultado un crianza elegante, sabroso y equilibrado.
La mejor opción para degustar acompañando platos de caza y carnes rojas.
Monte Ducay reserva pergamino
Este reserva es sinónimo de la alta calidad y del compromiso social de la bodega.
La mezcla de Garnacha, Tempranillo y Cabernet Sauvignon, junto a su largo proceso de crianza, otorgan a este tinto unas características únicas para convertirse en un vino excelente.